Nuestros pensamientos vibran en distintas frecuencias, Masaru Emoto tuvo una aproximación a este concepto con sus experimentos de la cristalización del agua. En definitiva los dos principales tipos de sentimientos y pensamientos se pueden reducir a dos: pensamientos coherentes e incoherentes.
Los pensamientos coherentes provocan sobre las cristalizaciones del agua formaciones geométricas simetricas y patrones fractales. Y la distribución en frecuencia de este tipo de pensamiento, coincide con el espectro de una persona sana y feliz. Los pensamientos incoherentes no provocan sobre el agua formaciones estructurales simétricas. Y están íntimamente relacionados con las enfermedades que se pueden producir en el cuerpo humano.
El gran trabajo de Rick Geer Hamer, a quien se le ha inhabilitado por pronunciar unas leyes enfrentadas a los intereses económicos de grandes corporaciones farmacéuticas, ha encontrado una correlación extremadamente elevada entre las enfermedades y un origen psicosomático y lo más increíble de todo es que lo ha demostrado.
Debido a su profesión, especialista en radiología, ha podido estudiar unos patrones de interferencia visibles en los escáneres cerebrales (sin contraste), estos patrones de interferencias conocidos como “artefactos” aparecían en el 100% de los casos en el mismo lugar cuando analizaba casos de pacientes con la misma patología.
Para descartar esta teoría, varias maquinas fueron puestas a prueba en la Siemens dónde se pudo demostrar que dichos artefactos realmente existían en el cerebro del paciente. De esta forma, definió la primera de las cinco de leyes.
1.ª ley (“ley de hierro”): Las enfermedades graves se originan por un acontecimiento inesperado que es vivido como muy difícil, agudo, dramático y en soledad. El contenido del “conflicto biológico” desencadenado por este choque determina la localización de un foco de actividad que aparece en el cerebro y que según Hamer, se puede ver en un scanner cerebral en forma de un conjunto de circunferencias concéntricas.
Al continuar investigando, se descubre dos fases en el proceso de la enfermedad, patrones de interferencia concéntricos (que todavía tienen el conflicto activo) y los que tienen en forma de circulo con una mancha o un edema cerebral (que han tenido el conflicto y lo han resuelto). Esto también ocurre en el 100% de los casos.
2.ª ley (carácter bifásico de las enfermedades): Un paciente que no haya resuelto su conflicto se encontrará en la primera fase, la de conflicto activo, en la que predomina el sistema nervioso simpático y que se manifiesta como una “enfermedad fría” acompañada de piel y extremidades frías, estrés, pérdida de peso y trastornos del sueño. Si consigue resolverlo, entra en la segunda fase, la de curación posterior a la resolución, con predominio del sistema nervioso parasimpático, que suele diagnosticarse como una enfermedad diferente y “caliente” (reumática, infecciosa, alérgica, etc.). En esta segunda fase el foco cerebral sufre un edema y en ocasiones una proliferación de células de la glía que la medicina convencional suele diagnosticar como tumor cerebral. Es la segunda fase la que suele conllevar más riesgo, y solo cuando se completa llega la curación completa. En algunos casos, puede ser preferible no resolver el conflicto sino reducir su intensidad a un nivel razonable, antes que afrontar la segunda fase.
En esta fase de investigación Hamer encuentra algo que no concuerda. Muchas veces está el conflicto en solución; con su imagen cerebral en forma de mancha; a nivel psíquico, pero hablando con el paciente, este relata que tuvo el conflicto pero que ya lo ha resuelto; y en ese momento empiezan a aparecer los síntomas a nivel orgánico. A veces no existe relación entre el estado emocional del paciente, su estado cerebral y algunas enfermedades. En la fase activa no han dado señal, sin embargo en la fase de solución empiezan a dar sintomatología.
Cuando Hamer llevaba observados alrededor de 10000 casos, y después de haber trabajado de forma puramente empírica, documentando sistemáticamente todos los casos, coleccionando los escaners cerebrales y los resultados histológicos; los reagrupó y comparó, comprobando que se desprendía de ello un resultado impactante que hasta entonces se hubiese creído imposible, que existía un sistema.
Muchos pacientes desarrollaban, durante la fase activa, un tumor compacto, es decir, una proliferación celular. Otros en cambio desarrollaban algo durante la fase vagotónica, tras la conflictolisis.
Y difícilmente podía tratarse de lo mismo. Existían dos clases de proliferación celular: una especie de proliferación celular en la fase simpaticotónica de actividad conflictual, y otra especie de proliferación celular en la fase de curación de aquellas enfermedades que durante la fase de actividad conflictual habían cursado con reducción celular (agujeros, necrosis, úlceras, abscesos).
Estas enfermedades presentaban proliferación celular en su fase de curación, con lo que empezó a comparar incansablemente estos diversos fenómenos. Así comparando, Hamer acabó por descubrir el sistema de funcionamiento. Constató que los tumores que se formaban durante la fase de actividad conflictual por proliferación celular tenían siempre sus relés cercanos uno de otro en el cerebro, concretamente en el tronco cerebral y cerebelo. Estas dos partes del cerebro constituyen en su conjunto lo que denominamos el cerebro antiguo. Así pues, todas las enfermedades cancerosas que manifestaban una proliferación celular en el transcurso de la fase de actividad conflictual tenían sus relés (el punto desde donde eran dirigidas) en el cerebro antiguo.
Todos los supuestos tumores, que no son más que una forma de curar exuberante, excedentaria, son durante la fase activa del conflicto, agujeros, úlceras o necrosis, con relés cerebrales siempre localizados en el cerebro propiamente dicho.
El descubrimiento de estas correlaciones marcó el nacimiento de la tercera ley. Esta ley constituye la primera clasificación sistemática del conjunto de la medicina.
3.ª ley (sistema ontogenético de las enfermedades): Los conflictos cuyo foco se halla en el tronco cerebral (que controla los tejidos derivados del endodermo) o en el cerebelo (que controla parte de los tejidos que derivan del mesodermo) conllevan proliferación celular en la fase de conflicto activos, y destrucción de los tumores resultantes en la fase de curación. En los conflictos dirigidos desde el cerebrum (que afectan al resto de tejidos derivados del mesodermo y a todos los procedentes del ectodermo) hay o bien una destrucción de células (necrosis, úlceras) o una pérdida o alteración de la función durante la fase activa. La reconstrucción de los tejidos dañados en la fase de curación también puede ser diagnosticada como un tumor.
En este contexto el término ontogenético significa que ni la localización del Foco de Hamer en el cerebro, ni el tipo de los tumores o de necrosis son casualidad. Por el contrario, todo está programado de forma muy lógica e inteligible por la historia de las transformaciones ocurridas en el individuo desde la fecundación hasta su perfecta constitución, es decir, la ontogénesis.
Esto llevó a Hamer a investigar sobre Embriología. Esta ciencia es la parte de la medicina que estudia la evolución del embrión, desde el momento de la fecundación hasta el momento del parto. Se dice que la ontogenia es la recapitulación de la filogenia. Eso significa que la evolución de las diferentes especies hasta llegar al hombre queda resumida durante la fase embrional e infantil.
En el desarrollo embrionario sabemos que existen tres capas embrionarias diferentes que se forman desde el preciso instante del desarrollo del embrión, y de las que derivan todos los órganos:
- La capa embrionaria interna o endodermo
- La capa embrionaria media o mesodermo
- La capa embrionaria externa o ectodermo
Cada una de estas capas embrionarias, se transforman en los distintos tejidos y órganos, además Hamer descubrió que nuestro organismo utiliza los microbios, bacterias y virus para trabajar en los procesos curativos.
4.ª ley (sistema ontogenético de los microbios): Los microbios no causan las enfermedades sino que nuestro cuerpo los usa, siguiendo las instrucciones del cerebro, para optimizar la fase de curación, si están disponibles. Los hongos y micobacterias trabajan en los tejidos originados a partir del endodermo y en los de origen mesodérmico controlados por el cerebelo. Las bacterias trabajan en todos los tejidos mesodérmicos y los virus en los ectodérmicos.
Finalmente Hamer desarrolló la quinta ley:
5.ª ley (“quinta esencia”): Cada par de enfermedades tal como ha quedado descrito es un “programa especial de la naturaleza con un sentido”, desarrollado a lo largo de la evolución para permitir a los organismos salir de su funcionamiento ordinario para lidiar con situaciones particulares de emergencia.
Toda la medicina occidental, trabaja con hipótesis, y estas se cumplen algunas veces y otras no. Pero una ley se cumple en el 100% de los casos, y Hamer ha encontrado 5 de estas. Esta información no pretende sustituir el asesoramiento médico profesional, lo único que busca es que estos profesionales investiguen sobre todo lo que puede mejorar la calidad de vida humana.