El genio Nikola Tesla, quien aparte de su trabajo en electromagnetismo e ingeniería electromecánica, contribuyó en diferente medida al desarrollo de la robótica, el control remoto, el radar, las ciencias de la computación, la balística, la física nuclear, y la física teórica.
Tesla comprendió la importancia de la frecuencia de resonancia en todos sus inventos, supo aplicar sus principios para conseguir que cada una de sus invenciones desarrollasen el máximo de potencia. Creó nuevos términos y conceptos, y aportó al mundo un conocimiento desbordado que incluso hoy en día, nos supera.
Todo esto lo hizo sin la tecnología actual, conseguía frecuencias, tensiones y corrientes altísimas sin usar transistores, ni diodos, ni circuitos operacionales, ni los aislantes actuales... Algo impensable de conseguir a día de hoy.
En 1898 Tesla provocó un pequeño sismo en Manhattan en los barrios chino e italiano, que pronto comenzó a sacudir todos los edificios de Nueva York. La policía, tras comprobar que el temblor se circunscribía solo a aquella pequeña parte de la ciudad y sospechando de quién podía ser el causante, enviaron a dos de sus agentes al número 46 de la calle East Houston.
Justo antes de entrar en el edificio notaron que el temblor cesaba, y al traspasar la puerta de un laboratorio, los recibió un hombre alto y delgado, con bigote, elegantemente vestido, y armado con un martillo, diciéndoles “Caballeros, lo siento. Han llegado tarde para contemplar mi experimento. He visto necesario detenerlo de forma súbita y inesperada… ” y añadió mirando el martillo “ y de una forma inusual”.
El causante de aquel incidente había sido un pequeño oscilador electromecánico con el que Tesla estaba experimentando en la resonancia mecánica. Tras colocarlo sobre un pilar de su laboratorio, la vibración comenzó a vibrar en resonancia con el edificio, quien a su vez también comenzó a vibrar en resonancia con los edificios colindantes. Tan absorto y fascinado estaba que hasta que no notó que todo su laboratorio estaba temblando no decidió finalizar el experimento de forma contundente dándole un martillazo al oscilador.
Otro de sus experimentos se lo relataría algunos años después a un periodista. Esta vez Tesla decidió experimentar fuera de su laboratorio y tras localizar un edificio en construcción en el barrio de Wall Street, que aún era un esqueleto de metal, colocó el oscilador sobre una de las vigas y lo activó. En pocos minutos toda la estructura de diez pisos del edificio empezó a vibrar, asustando a los trabajadores y provocando de nuevo que la policía hiciera acto de presencia. Antes de que nadie se pudiera dar cuenta de lo que pasaba, Tesla desactivó el dispositivo, se lo guardó en el bolsillo y continuó su camino. En la misma entrevista el inventor aseguró que en menos de una hora podría derribar el puente de Brooklyn, y llego a afirmar que con una máquina adecuada y dinamita, sería capaz partir la Tierra en dos.
No se sabe a ciencia cierta si estos episodios ocurrieron tal cual o estaban magnificados por Tesla, aficionado a hacer grandes aseveraciones sobre sus investigaciones, pero así nos lo relata Margaret Cheney en una de las mejores biografías hechas sobre el inventor, Tesla: The Man Out of Time.
Bueno, detrás de este curioso pasaje, lo que sí demostró este genial inventor es que conocía muy bien la frecuencia de resonancia, como dejó patente en sus cientos de inventos.
La frecuencia de resonancia es de vital importancia en todo tipo de diseño, desde el diseño arquitectónico, el diseño eléctrico, mecánico, electrónico, electromagnético,...
Tesla predijo la Energía Ambiental, la Teoría Dinámica de la Gravedad, y el éter como elemento indispensable. Pero sus afirmaciones aparentemente increíbles y algunas veces casi inverosímiles, acerca del posible desarrollo de innovaciones científicas y tecnológicas, Tesla fue finalmente relegado al ostracismo y considerado un científico loco.
Pero sin este científico, no tendríamos hoy en día, la radio, televisión, electricidad AC, iluminación fluorescente, dispositivos de radio, tecnología móvil, control remoto, robótica, rayos-X, radar, microondas, y decenas de otros importantes inventos.
En el artículo, El mayor logro del Hombre, Tesla resumió su Teoría Dinámica de la Gravedad, diciendo que el luminiscente éter llena todo espacio.
El Mayor Logro del Hombre
por Nikola Tesla
New York American (6 July 1930)
Cuando un niño nace, sus órganos sensitivos son puestos en contacto con el mundo exterior.
por Nikola Tesla
New York American (6 July 1930)
Cuando un niño nace, sus órganos sensitivos son puestos en contacto con el mundo exterior.
Las ondas de sonido, calor y luz golpean sobre su débil cuerpo, sus sensibles fibras nerviosas tiemblan, los músculos se contraen y se relajan en obediencia: un grito de asombro, una respiración, y en este acto, un pequeño y maravilloso motor, de inconcebible delicadeza y complejidad de construcción, como nada en la tierra, se engancha a la rueda de trabajo del Universo.
El pequeño motor trabaja y crece, realiza operaciones cada vez más complicadas, se vuelve sensible a influencias siempre más sutiles, y ahora se manifiesta en un ser completamente desarrollado “el hombre” un deseo misterioso, inescrutable e irresistible: para imitar la naturaleza, para crear, para trabajarse las maravillas que percibe.
Inspirado en esta tarea, él busca, descubre e inventa, diseña y construye, y enriquece con monumentos de belleza, grandeza y temor, la estrella de su nacimiento.
Él desciende a los intestinos del globo para traernos sus tesoros ocultos y abrir sus inmensas energías prisioneras, para su uso.
Él invade las oscuras profundidades del océano y las azules regiones del cielo.
Él mira con fijeza los escondrijos y grietas más íntimas, y hace un hueco en la estructura molecular para mostrar mundos infinitamente remotos.
Él somete y pone a su servicio la fiera y devastadora chispa de Prometeo, las fuerzas titánicas de la cascada, el viento y la marea.
Él amansa el rayo de Zeus, que truena, y aniquila tiempo y espacio.
Él hace al mismo Sol su obediente y seguidor esclavo. Tal es el poder y podrían los cielos reverberar, y hacer que tiemble la tierra entera por el mismo sonido de su voz.
¿Qué es lo que guarda el futuro, para este extraño ser, nacido de un aliento, de fino tejido perecedero, y sin embargo inmortal, con sus poderes temerosos y divinos? ¿Qué magia será labrada por él al final? ¿Qué será su mayor hecho, el logro de la coronación?
Hace tiempos, él reconoció que toda la materia perceptible viene de una sustancia primaria, de una tenuidad más allá de la concepción – El Akáshico, o el luminiscente éter – el cual actúa sobre el Prana, dador de vida, o fuerza creativa, llamando a la existencia, en interminables ciclos, todas las cosas y los fenómenos.
La sustancia primaria, tirada en infinitesimales remolinos de prodigiosa velocidad, se convierte en gruesa materia; la fuerza que se desploma, el movimiento cesa y la materia desaparece, revirtiéndose a la sustancia primaria.
¿Puede el hombre controlar su magnífico, y más inspirador de terror de todos los procesos en la naturaleza? ¿Puede el atrapar sus inagotables energías para ejecutar todas sus funciones a su comando, más todavía - ¿Podrá el refinar sus métodos de control como para hacerlas funcionar simplemente por la fuerza de su voluntad?
Si él pudiera hacer esto, serían casi ilimitados y sobrenaturales poderes. A su comando, pero con un leve esfuerzo por su parte, los viejos mundos desaparecerían, y nuevos, salidos de su planteamiento, aparecerían.
Él podría reparar, solidificar y preservar las formas etéreas de su imaginación, las efímeras visiones de sus sueños. El podría expresar todas las creaciones de su mente, a cualquier escala, de formas concretas e imperecederas.
Él podría alterar el tamaño de este planeta, controlar sus estaciones, guiarlo a lo largo de cualquier camino que el escogiese, a través de las profundidades del Universo.
Él podría hacer colisionar planetas, y producir sus soles y estrellas, su calor y su luz. El podría originar y desarrollar vida en todas sus infinitas formas.
Para crear y para aniquilar sustancia material, causar que se agregue en formas, según su deseo, sería la suprema manifestación del poder de la mente del Hombre, su triunfo más completo a través del mundo físico, el logro de su coronación, lo cual lo colocaría en su lugar a lado de su Creador y satisfacer su último destino.
Tesla publicó una declaración preparada en su 81 cumpleaños (10 de julio de 1937) la crítica de la teoría de Albert Einstein. La siguiente es una parte de dicha declaración:
"... El supuesto de que los cuerpos actúan sobre el espacio circundante causando curvatura de la misma, que aparece en mi mente simple que los espacios curvos deben reaccionar en los cuerpos, y produciendo el efecto contrario, enderezar las curvas. Dado que la acción y la reacción son coexistentes, se deduce que la curvatura del espacio supone es del todo imposible - Pero, aún si no existiera no podría explicar los movimientos de los cuerpos según lo observado. Sólo la existencia de un campo de fuerza puede dar cuenta de los movimientos de los cuerpos como se observa , y su dispensa supuesto con una curvatura del espacio. Toda la literatura sobre este tema es inútil y destinada al olvido. Así son todos los intentos de explicar el funcionamiento del universo, sin reconocer la existencia del éter y la función indispensable que desempeña en los fenómenos. "
"Mi segundo descubrimiento fue de una verdad física de la mayor importancia. Como ya he buscado los registros científicos entero en más de media docena de idiomas durante mucho tiempo sin encontrar la menor anticipación, me considero el descubridor original de esta verdad, que puede expresarse por la siguiente afirmación: No hay energía en elementos que no son lo que reciba por el medio ambiente. "
- Nikola Tesla
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